domingo, 20 de septiembre de 2015

26/05/2015. Testamento y testimonio.


Aquí me tienes,
te tienes,
estás lejos.
Lejos de donde pueda alcanzarte.
Qué lento hemos llegado
y qué rápido.

Qué intriga saberte,
qué poco te conocí,
pero dios...
vaya que dejaste huella.

No mentían cuando hablaban de ti,
aún ayer Dany me decía,
"Regresó Saro, ¡muero por abrazarlo!"
y sí,
yo también.

Entre tus bromas me achicaba
sabiéndome tan ellas ciertas en mí

¿Qué rayos tienes?

Me llegaste a alborotar las alas
sin siquiera conocer el nido entre tus brazos
Me hacías levantar vuelo,
ver las cosas desde otro ángulo
Tu ángulo
Los huesos de tus caderas
Tu voz de caricatura

Qué terquedad la tuya
No me dejabas dramatizar
Te adueñabas del contraste de mis días

Hace cuánto,
presiento nunca en mi cacho de vida
esta vida desequilibrada,
había experimentado esta mezcla
No me servían los métodos para sorprenderte
¿Por qué actuabas así?
Protegiéndome, haciéndome débil
me intriga el saber si eso fue con otras intenciones
si buscabas algo más,
o era sólo tu instinto protector a flote.
Me destrozabas las barreras
y mis intentos para dejarte anonadado,
o al menos una cucharada de intriga
era evadidos,
y me hacían titubear,

si habían funcionado sin falla antes,
¿qué pasaba ahora?

"No te voy a dejar caer"
qué palabras,
pero qué sentido les diste,

me sentía tan segura a la vez,
en cinco días, llegaste,
y dejaste huella,
más profunda que otras personas.
Sabía que lo nuestro no sería,
al menos no en tan poco tiempo,
pero aún hay cajones que quiero que conozcas.

Escuchaba hablar de ti
y, cómo olvidarlo,
un día me propuse hacerte regresar,
y el viernes lo recordé
¡lo logré! ¿puedes creerlo?
yo no,

No creo en la casualidad,
esto es causalidad,
llegadas y partidas,
razones indistinfas y aleatorias,
lo que importa es lo que creas
a partir de la materia prima
y yo quería hacernos.
 Nos vi.

Por supuesto respetaba tu relación,
pero  también me enseñaron a luchar
y a dejarme llevar, por aquello que,
aún cuando me pusiese el cuerno con Erandym
me moviera,

y lo hiciste...
Llegaste a revolverme el cajón de los calcetines,
qué increíble.
Hazlo.
Aviéntate y desátate.
Que si tú lo hiciste conmigo,
si lo olvidas,
llegará quien te lo provoque.

Gracias Saro.
Gracias por llegar,
estar y alborotar.

Me voy
¿o me fui?
pero feliz.
Rebosante de felicidad,
no quepo en mí,
y la duda de que si yo,
provoqué al menos un cuarto de lo
que tú, en ti,
te la dejo.
Para que la conserves, donde sea;
que yo me voy con la maleta
y el corazón,
llenos hasta las esquinas,
de aquello que dicen "vivir".

Gracias por la espuma.

Y te confieso,
que si hubiese regresado,
hubiera buscado el mar contigo.


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