miércoles, 16 de septiembre de 2015
Ni siquiera recuerdo cuándo te conocí.
Cuando hice que metieras tus manos en mi sudadera, porque ese suéter azul con verde te quedaba de niño chiquito.
El día que bailamos MocRock, o como se llame, debíamos elegir a alguien para verlo durante toda la canción, y te elegí a ti.
Cuando bailamos los internacionales, te busqué con la mirada y te descubrí llegando después, sin haber visto el baile.
Te enseñé el columpio, y al día siguiente, ya tenía un mensaje tuyo de que estabas justo junto a él, en tu hamaca.
Cuando me hiciste sentir tan incómoda en tu casa, me sentía tan fuera de lugar y tú, viendo la tele. Ni siquiera reparaste en cómo me sentía.
Tu cara cuando me ponía a ayudarte en la fiesta de tu casa, no me dejabas ayudar, te aborrecí.
Cuando durante la fiesta, te acercabas a mí de manera que rompías ese inmenso espacio entre nosotros. Pero estabas borracho, claro.
Antes de irme a acostar, me propusiste que durmiera contigo, hacías un relajo y decidí plantarte un beso en la mejilla y subir a dormir al cuarto de tu hermana.
Cuando fuiste a acurrucarte conmigo en la cama de tu hermana, no te sentí, estaba muy cansada, pero estamos casi seguros de que sí fuiste.
Esa misma mañana, con sólo despertarme ligeramente e irte a sentar a una silla lejos de la cama. Después te hablé, te hice que te recostaras ahí frente a mí, y me regresaste el beso que te di la noche anterior.
Cuando cantaste "Lady Percy", con tanta naturalidad, tan tú. Me fascinaba verte de reojo mientras manejabas.
Yo asomada por la ventana, medio cuerpo fuera y viéndote por el quemacocos, todo espantado.
Cuando me llevaste a Rabbit Hash, ahí sí para que veas, no me divertí ni tantito.
La manera tan sutil en que tomaste mi mano después de haber cambiado la canción.
Nuestro primer beso en el lago, eres pésimo escogiendo spots.
La hamaca, en el túnel de árboles, ese día me desaté de cadenas que yo misma me había puesto durante tanto tiempo.
Viéndote cruzar el dinning hall, con un aguacate en la mano, para mí. Compartir aguacates.
Todos esos jueves, que me sentía tan incómoda durante la fiesta, pensando que estabas enojado o algo por el estilo. No recuerdo ninguna en la que hayamos estado bien.
Cuando pasó lo de Malaki, que no me dejabas ayudar. No lo hacía por ti, y mucho menos por recibir un reconocimiento, sabías perfectamente que algo había entre ese pequeño y yo, y no me dejaste ser yo misma. Lo quitaban de mi alcance y tú te la vivías con Trush.
Tu sonrisa mientras estabas sentado en la silla giratoria, en casa de Jackie.
Cuando me hiciste meterme a la alberca en casa de Jackie y te saliste para bromear con la que estaba traumada contigo desde hacía años. Qué celos e impotencia.
Los besos en la cara que me dabas mientras estábamos en la alfombra, mi sonrisa casi estallaba. Y pensar que unas horas antes me habías hecho sentir la más estúpida.
Tus "stop taking advantage of me", casi explotaba de felicidad.
El respeto que me tuviste esa noche, que aún estando borracho, aceptaste mis decisiones sin juzgar ni intentar ir más allá.
Las canciones que me recordaban a ti y que así se van a quedar, en tu recuerdo;
Espacio Sideral (te la dediqué desde la primera semana, la temática era de superhéroes, y tú me debilitabas más de la cuenta), Shut up and dance with me (te la dedicaba cada fiesta de los jueves en el BlackTop, nunca lo notaste), Lady Percy (la descargué después de escucharla, aún me sigue doliendo).
La noche que perdiste mis audífonos, ese día me sorprendió lo poco que te importó el que los otros nos vieran, te sentaste frente a mí, y te acostaste, yo atrás, rodeándote con los brazos. ¿Cómo dos personas pueden caber en un sillón tan pequeño como los de Lakeview?
Cuando fuiste a embonar conmigo, en el sillón, en Lakeview, cuando estaba "campsick", mi barbilla en tu hombro,tu antebrazo recargado en mi pierna izquierda, yo sentada de chinito, nos unimos, encajamos, nos sentí uno.
Cuando me llevaste al autolavado, pero ¿por qué llevaste a Alice? Sí, también me encelaba de ella, corazón.
La canción de "Leaving on a Jetplane", sé que la cantan mucho en el camp, pero es mi canción hacia ti. Me duele tanto tanto...
Cuando te dije que mi madre estaría ahí, que si querías conocerla, y huíste. ¿Pensabas que nos íbamos a casar? Qué exagerado. Era algo especial para mí, quería que mi mamá conociera al culpable de uno de los mejores veranos de mi vida.
Tus "Sí", "Buenas noches" y tus "Idiot", se anidaron en mis oídos con tu voz. Me fascinaba ver tu cara cuando te decía algo en español.
Cuando fui a quedarme a tu casa, una wildcard, tu padre estaba ahí y creo tus hermanos también, me bañé y me fui a cambiar a tu recámara, en el mismo papelito que yo te había escrito "Confía en mí, yo tampoco sé lo que hago· decía: "Come down stairs -B."
Esa noche, tú cantando a la luz de las velas en tu casa. Te grabé, y ni loca te voy a pasar el audio.
Todos esos jueves en los que nunca fuimos a bailar salsa. Me hubiese encantado. Era de las pocas cosas que te pedía, y nunca sucedió.
Cuando me dijiste sobre la canción "Pretty girl at the airport", te imaginé dedicándomela.
La hamaca en casa de Beau, cómo me hiciste enojar ese día. Tan seco, torpe e impulsivo.
En las últimas semanas, un día que fuimos a guardar algo al estante que estaba por el estacionamiento de Lakeview y cerraste la puerta. No comenzamos a besar y ahí lo noté. Yo te había tomado cariño y tú, sólo me habías tomado por deprisa. No estábamos igual.
Nuestra última Wildcard juntos. Cuando pasó lo de tu ojo, estaba tan preocupada por ti. Qué distante ya te sentía, o tal vez qué encariñada ya estaba yo. Fue tan incómodo, los dos solos en tu casa, y tú durmiéndote en el sótano.
Al día siguiente que yo manejé, estaba tan nerviosa y me hubiese encantado que bromearas más, que me aligeraras el ambiente tan tenso.
Lo poco que me apoyaste ese último viernes... Me sentía tan mal, y tú ni lo notabas. Cómo te necesitaba esa noche, eras con quien más me había encariñado. Aún cuando te dije lo de mi abuelo, seguiste embadurnado de tu distancia.
Cuando te pregunté si me llevarías al aeropuerto. No fue mi culpa ni mi idea del cambio de horario ni de boleto, simplemente tenía que pasar, y no me llevaste.
El beso que me diste en la frente cuando nos despedimos de madrugada, afuera de la cabina D.
Cómo me dolió dejarte, pero te dejé conmigo, un pedacito de mi nueva yo.
"Yo a ese hombre le agradezco más que un verano diferente. Aunque no lo percibió, y quizás nunca lo sepa tampoco, ese hombre me cambió.
Me hizo desatar cadenas que yo misma había atado, encontró llaves de candados y túneles que no se habían explorado.
Me provocó abrir puertas en mi vida, que, aún cuando no entró a explorarlas todas conmigo, las dejó listas para ser conocidas.
Y aún cuando se piense que fuí tan desmedida y esmerada con mis sentimientos a él, puedo decir en mi defensa,
que yo a ese hombre le ofrecí mi cariño sincero, queriendo agradecerle con él que me hubiese llevado de visita a la parte de mí misma que nunca había conocido."
Gracias, Bryce Lackey.
Verano de 2015.
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