miércoles, 19 de agosto de 2015
No te enamores de alguien que vive en otro país.
Menos aún si su primer idioma no es el mismo.
Habrá muchas cosas qué decir,
tantas por las que discutir,
sentimientos que expresar
y no encontrarán las palabras exactas.
Habrá malentendidos,
silencios provocados por falta de vocabulario,
risas causadas por graciosas interpretaciones del idioma opuesto,
mezcla de expresiones combinando ambas lenguas,
sonidos que no tienen nada en común,
risas en el mismo idioma.
Sus culturas serán distintas,
habrá manías que no coincidan,
costumbres que chocan,
puntos de vista distintos
confusión en acciones que el otro hace con tata naturalidad
y el otro encuentra vergonzosas,
revolverán mañas,
descubrirán una mezcla fascinante,
encontrarán un balance entre ambas tradiciones
sin dejar de tener esa esencia,
pero ya sin ser los mismos de antes.
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