viernes, 1 de mayo de 2015

Veintisiete de septiembre de dosmilcatorce.



Que sigo mordiendo los popotes y pintándome mal las uñas. Que ahora tengo mejor olfato pero me ubico menos. Que cada día soy más coordinada pero más insoportable. Que cada día me desato más pero no me cierro menos. Que mis favoritos ahora son los frijoles y no los tacos de pastor. Que la danza se me ha metido entre las venas y ya dono sangre. Que no escribo como antes pero fotografío mejor. Que cambié de aguacates a jitomates. Que aún tengo la debilidad a la Nutella y a los hombres que saben bailar. Que cambié de carrera pero significa que reafirmé sigo siendo yo. Que ahora ya como tunas pero dejé la carne con chile. Que mi manía favorita es cucharear las ollas con comida y pueblear. Que las sonrisas ya se me cotizaron y los suspiros escasean. Que no me fijo en nadie y noto detalles increíbles. Que sigo amando a México con amor jarocho y estómago lleno. Que el sushi me crea ansias y los cachetes no se han ido. Que el calcetín sigue amaneciendo al final de mi cama y no duermo ya con lágrimas en los ojos.

Sí, lo más probable es que fuera para Guillermo, pero ahora que vuelvo a leerlo, me doy cuenta de que también fue para mí.

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