viernes, 17 de marzo de 2017

170317

Cuando era niña creo el 60% de mi ropa era heredada, de esa que a mis primas ya no les quedaba... me compraban tenis más grandes y de niño para que mi hermano luego los usara... nunca hubo tele de paga en mi casa, pura tele abierta... las idas al cine, boliche y McDonalds eran contadas... no tenía los juguetes de moda, normalmente salían del bote de metal que tenía mi abuela... no me compraban disfraces de princesa, nos divertíamos con una bolsa llena de disfraces usados... no pintaba en el pizarrón mágico borrable, la hacía con gises para pintar en el piso, nada de comprar cuadernos con dibujos en la portada, reutilizaba los cuadernos que no me acababa un año anterior... mis colores no eran Faber Castell, eran el conjunto de los que no se gastaron antes o me los encontraba por ahí y de todos tamaños...
Pero si de algo estoy segura, es que nunca me faltó un plato de comida... ni agua para bañarme... ni medicinas... ni ropa... ni calcetines en noches frías... ni educación... ni un abrazo... ni pastel en mis cumpleaños... ni una familia... ni un techo dónde pasar la noche... ni luz para hacer la tarea... ni alguien que me procurara... ni alguien que me escuchara...
Es por eso, que hoy valorando tanto lo que tengo y he tenido, decido pararme por la vida de las personas que no tienen o tuvieron las mismas oportunidades que yo, por aquellas a las que les ha tocado el vivir cosas menos favorables que las mías, personas que no la ven tan sencillo o incluso que pagan precios que ni les corresponden.
Así como se comparten memes y noticias de broma, me gustaría también que se compartiera ese sentimiento de DAR; pero de verdad DAR. Porque bien lo dice una frase "eres lo que das", y si nosotros entregamos lo que literal nos sobra, estamos demostrando que lo "mejor" de nosotros son migajas. Y no, señores, lo que de verdad llena el alma son el tiempo verdaderamente dedicado, los abrazos puros, la comida donada, la ropa en buen estado, las sonrisas sinceras, los corazones abiertos...
A lo largo de estos meses he comprobado que las personas que aparentemente menos tienen, son las que más dan; y a mi teoría, eso sucede porque ellos han aprendido que lo material es lo de menos, que es lo más despojable y fácil de soltar; porque lo que marca es lo que se siente, lo intangible, lo que ese dar significa...
Y hoy les puedo decir, que me pongo la camisa de dadora, porque he vivenciado que "lo esencial, es invisible para los ojos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario